Entradas

Mostrando entradas de noviembre, 2015

El lápiz mágico

Creo que fue a los diez años cuando empecé a conocer a qué se dedicaba mi padre. Yo le preguntaba con la típica curiosidad que podía tener una niña de mi edad. —Mira, hija, tu papá tiene un lápiz mágico con el que hace feliz a mucha gente... Hacía unos movimientos con las manos, como si fuera a enseñarme su mejor truco; y, de repente, ante mis ojos abiertos como platos, sacaba un lápiz de rayas amarillo y negro, muy pequeño, con la punta roma, que llevaba en uno de los bolsillos de sus pantalones. Yo disfrutaba muchísimo con esas demostraciones, que repetía a menudo. Entre risas y aplausos me sentía muy orgullosa de que mi padre trabajara en algo tan bonito. Todo aquello transcurría bajo la atenta mirada de mi madre, que no reía ni aplaudía; pero yo no reparaba mucho en eso. Al principio no. Ese trabajo era nuevo. Lo mejor que había hecho en su vida, decía: dejar a su antipático jefe con su aburrido trabajo en la oficina. Ahora él era dueño de su propio destino.