Fábula de la boa
Una boa que vivía en una granja sintió unas ganas terribles de comer, así
que salió de su terrario y se fue a buscar algo.
Sigilosamente entró en el gallinero. Estirando su cuerpo vio que las
gallinas dormitaban en sus puestos empollando los huevos.
Sin pensárselo dos
veces, se lanzó sobre una y enrollándose en ella se la comió.
Fue tal el revuelo, que los cerdos, los patos y las vacas no dijeron nada a
su dueño por miedo a que su compañera ─además de su apetito─ no controlara su
temperamento, les mordiese y se los comiese.
A las dos semanas la serpiente volvió a tener hambre. Sucesivamente, de
forma fría y calculadora, una a una, las gallinas fueron devoradas.
El granjero no daba crédito. Temiendo que pudieran acabar con todos sus
animales, puso a sus perros bodegueros vigilando la zona.
Un día, la serpiente se coló en la pocilga de los cerdos.
Los perros,
rápidamente, se abalanzaron sobre ella. La boa, sorprendida, saltaba de forma
frenética pidiendo socorro.
Pero el resto de los animales chillaban y brincaban
muy contentos porque, por fín, eran librados de tan terrible amenaza, y no
hicieron caso a la serpiente, que recibió su merecido.
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DE NECESIDAD NO ENCONTRARÁS NINGÚN AMIGO.
Muy buena moraleja!
ResponderEliminarGracias! Qué bueno tenerte por aquí, Sandra! Un saludo.
EliminarEres la próxima Esopo o Samaniego. Muy buena moraleja.
ResponderEliminarGenial, Emilio. A ver si escribo unas cuantas y creo un pequeño dossier de primeros auxilios, jajaja...
EliminarY ahora encima fabulista... Así que no soy el único que escribe de todo, como dijiste en una ocasión :P... Has sido atrevida para pasarte a algo que, en mi opinión, es arriesgado pero, como dudarlo, te ha salido redondo. Y, desde luego, coincido en que la moraleja no podría ser mejor.
ResponderEliminar¡Un saludo!
Esta fábula la escribí para un ejercicio que me mandaron en un taller: nos daban la moraleja y teníamos que inventarnos la fábula. La verdad es que lo pasé genial escribiéndola. ¡Gracias!
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